Es el redescubridor del Reiki. La preocupación de su vida fue aliviar
el dolor a sus semejantes, razón por la cual desde niño se interesó por los Grandes Maestros de la Humanidad y sus formas
de sanar. En su búsqueda espiritual aprendió Shintoismo, Budismo, astrología y diversas ciencias esotéricas.
Nació el 15 de agosto de 1865 en Taniai-Mura, un pueblo
de Japón hoy llamado Miyama-cho (prefectura de Gifu cerca de Nagoya). Ese año corresponde a la era japonesa de Edo (1603-1867),
época en que se aplicaba una política nacional de aislamiento.
A los cuatro años ingresó en el Monasterio Tendal donde
permaneció hasta su adolescencia. Al cumplir 27, dejó la secta Tendai (escuela chino-japonesa de budismo esotérico), y se
convirtió al Budismo Shingou.
Siendo Profesor de la universidad cristiana “Doshisha”
de Kioto, un estudiante le preguntó si él creía en el poder de sanación de Jesús. Al contestar que sí, el alumno le replicó
si sabía cómo hacía los milagros. El Dr. Usui no encontró respuesta alguna. Fue así como dejó su cargo en la Universidad y
comenzó una búsqueda espiritual para alcanzar la paz y la iluminación espiritual, que lo llevó a perfeccionar sus estudios.
Se cree que con la apertura e intercambio de la Dinastía
Meiji, viajó a Estados Unidos para estudiar en la Universidad de Chicago donde se doctoró en Teología, pero no hay registros
de ello en la actualidad. También amplió sus conocimientos en lenguas antiguas, y estudios sobre el judeo-cristianismo y el
confusionismo.
En la plenitud de su vida y con mayor caudal de conocimientos
en disciplinas espirituales, retornó a Oriente. Allí recorrió parte de China, India y Nepal. Regresó a Japón para continuar
investigando, completó su aprendizaje sobre el idioma chino, y aprendió sánscrito para poder leer las escrituras budistas.
Consciente de que Buda había tenido el don de curar como Jesús, comenzó un peregrinaje por los 880 Templos Budistas de Kioto,
buscando la fórmula para la sanación del cuerpo. Estaba convencido de que se trataba de una técnica que había desaparecido.
En uno de los monasterios Zen, encontró a un monje interesado
como él en la curación y allí permaneció al amparo de la guía y experiencia del anciano, estudiando antiguos textos budistas
Sutras (recopilaciones de los sermones dados por el Buda). Es en un antiguo texto escrito en sánscrito por un discípulo de
Buda, donde el Dr. Usui encuentra los símbolos de la curación.
Sabía que tenía la información pero le faltaba comprenderla.
En 1922 se dirigió al Monte Kurama, a doce kilómetros hacia el norte del Palacio Imperial de Kioto, con el propósito de ayunar
y meditar por veintiún días. Para contar los días, llevó 21 piedras que arrojaba a medida que pasaban. Al lanzar la última,
desde el horizonte se le presentó una bola de luz blanca intensa que lo golpeó en la frente (correspondiente al chakra del
tercer ojo). Así fue como se iluminó o logró el Satori. Usui cuenta que a su alrededor vio siete burbujas, cada una con los
colores del arco iris, llevando en su interior un símbolo de Reiki de color dorado, los mismos que había encontrado en las
escrituras tibetanas. La diferencia fue que, en esta ocasión, comprendió el significado de todos ellos, adquiriendo así la
capacidad de transmitir Reiki sin tener que usar su propia energía y de convertir a las personas -u otros seres vivos- en
canales. A esta habilidad sanadora la llamó Reiki Ryoho.
Se dice que los cinco primeros milagros del Dr. Usui
fueron:
- Después de su descubrimiento, al bajar corriendo la montaña se lastimó
el dedo del pie con una piedra, al asirlo comprueba que lo cura.
- Se detiene para comer en una posada, y la hija del dueño sufría un
dolor de muelas. Usui le pone la mano en la cara y la cura.
- En su vigésimo primero día de ayuno, estando en la posada, pudo comer
abundantemente y sin consecuencias.
- Al llegar al Monasterio, logra recuperar la motricidad del Abad, que
estaba imposibilitado.
- Al poco tiempo sanó a su esposa, quien tenía una enfermedad incurable.
-
Usui sintió que debía aplicar los dones adquiridos
no sólo a su familia, sino a la población pobre. Por tal motivo, durante siete años asistió a todos los menesterosos y enfermos
de la zona de los mendigos de Tokio. Su fin era ayudarlos a mejorar y equilibrar su vida a través del Reiki, equilibrando
su espíritu para que consigan trabajo. Pero al cabo de los años, confirmó que todos a los que había ayudado regresaban. Esto
le permitió llegar a la conclusión que la verdadera ayuda no sólo consistía en dar Reiki, sino también en enseñar a desarrollar
amor y agradecimiento.
Sintió que tenía que combinar lo físico y lo espiritual,
para lo cual regresó al Monasterio. A través de la meditación llegó a la nueva estrategia a aplicar, que consistía en viajar
de pueblo en pueblo y detenerse en el lugar más transitado con una antorcha encendida en lo alto para que cuando la gente
preguntara que hacía, su respuesta fuese que estaba a la espera de las personas interesadas en mejorarse a sí mismas. Así
fue que recorrió Japón enseñando y curando, física y espiritualmente.
En 1922 fundó el Usui Reiki Ryoho Gakkai (la Sociedad
Usui Reiki de Método de Sanación) y abrió su primera clínica en Aoyama, Tokio, donde practicó Reiki y dio talleres sobre esta
técnica. Después de más estudios sobre técnicas de Budismo Shinto y Mahayana (Mikko) descubrió el Reiju (Método de Fuerza)
y el Hatsurei-ho (Proceso de limpieza para cuerpo, mente y espíritu). El primer registro de Usui dando Reiju fue en Harajuku,
Tokio, en 1922.
Después del famoso terremoto de Tokio, en 1923, muchos
de los sobrevivientes fueron atendidos por Usui para calmar sus dolencias. El método fue reconocido por toda la población
de Japón, motivo por el cual Usui tuvo que mudar su centro a la ciudad de Nakano, de mayor población, en 1925. Debido a su
trayectoria de buenas acciones fue condecorado por Emperador Meiji (1868-1912).
Usui continuó con sus viajes. Muchos los realizaba a
bases militares, donde conoció al Doctor Chujiro Hayashi, Comandante de la Armada Imperial Japonesa, que provenía de una familia
muy pudiente y tradicional. Impresionado por la convicción de Usui, lo acompañó durante sus viajes y se convirtió en 1925
-a la edad de 47 años- en el Segundo Gran Maestro de Reiki, sucesor de Mikao Usui, en la línea de tradición Ryoho. Usui inició
durante su vida a 21 Maestros de Reiki.
Mikao Usui falleció de un ataque al corazón el 9 de marzo
de 1926, a los sesenta y dos años, en Fukuyama, donde había ido para impartir talleres de Reiki. Está enterrado junto a su
esposa e hijo en el cementerio Saihoji, templo que pertenece a la principal corriente Budista.
En su tumba sus alumnos colocaron una placa conmemorativa
relatando su vida y se comenta que El Emperador de Japón honró su sepulcro.